PELÍCULA: El castillo ambulante (ハウルの動く城) - Hayao Miyazaki, 2004
SONG
by John Donne
GO and catch a falling star,
Get with child a mandrake root,
Tell me where all past years are,
Or who cleft the devil's foot,
Teach me to hear mermaids singing,
Or to keep off envy's stinging,
And find
What wind
Serves to advance an honest mind.
If thou be'st born to strange sights,
Things invisible to see,
Ride ten thousand days and nights,
Till age snow white hairs on thee,
Thou, when thou return'st, wilt tell me,
All strange wonders that befell thee,
And swear,
No where
Lives a woman true and fair.
If thou find'st one, let me know,
Such a pilgrimage were sweet;
Yet do not, I would not go,
Though at next door we might meet,
Though she were true, when you met her,
And last, till you write your letter,
Yet she
Will be
False, ere I come, to two, or three.
Basándose en este poema, Diana Wynne Jones
crea el personaje de Howl, un mago galés que habita en el país de Ingary, en un
castillo que le sirve de portal dimensional ya que puede estar en cuatro sitios
al mismo tiempo. Esto, al igual que los diferentes nombres que adopta en cada
una de las localizaciones, le sirve para escapar del conjuro que le echó su
enemiga, la Bruja del Páramo, y que le persigue desde entonces. Pero cuando
Sophie, que también es presa de un encantamiento de la Bruja, entra en su
castillo y en su vida, tendrá que enfrentarse con la Bruja del Páramo, con el
Rey y con su propio destino.
A partir de esta novela, el Studio Ghibli
elabora una trama en la que, aunque mantiene gran parte de su esencia, cambia
sustancialmente el argumento. Se eliminan las referencias al poema de John
Donne, a Gales, a gran parte de la familia de Sophie, y se modifican
profundamente muchos de los personajes, para simplificar el relato y adaptarlo
al estilo del Studio Ghibli y de Miyakazi.
Es frecuente que en las películas de Ghibli
aparezcan niños, aunque no en este relato, por lo que se modifica el personaje
de Michael Fisher, el aprendiz de Howl enamorado de la hermana de Sophie, para
convertirlo en el niño pequeño imprescindible en las películas del Studio. Y
Calcifer, el demonio del fuego de Howl, se suaviza para presentarlo más como
una especie de mascota que no asuste a los espectadores de menor edad.
Aunque se echa de menos la poética de las
sirenas y la mandrágora de Donne usadas en el libro, los cambios que introduce
la película también resultan convincentes, desarrollando más la historia de
amor entre Howl y Sophie y añadiendo el contexto de la guerra en Ingary, a la
que Howl se opone en un alegato pacifista subyacente en la historia.
A pesar de que me gusta mucho más el
personaje de Howl creado en el libro, la película es una de las mejores del
Studio Ghibli y que bien merece un visionado.
Irene