La Revolución cultural trasladó millones y
millones de personas desde las ciudades hasta las zonas más remotas de China. El
objetivo era reeducar estas personas para que olvidasen los valores burgueses y
abrazasen las nuevas reglas del Estado. Xiu Xiu, es una de estas niñas que han
mandado a una de las zonas más remotas del Sichuan. El foco de civilización más
próximo está a dos horas a caballo ya que ni siquiera hay caminos decentes que
lleven hasta allí. Xiu Xiu vivirá con un criador de caballos tibetano, mutilado
durante la guerra, en una tienda que tradicionalmente deberá ser movida cuándo
el agua se acabe. Un criador nómada es Lao Jin pero también un hombre de pocas
palabras pero contundentes. Un hombre discreto que se encariñará de la joven,
llegará incluso a quererla aunque sepa que se trata esta de una relación casi
filial. Desde su lugar al otro lado de la tienda verá como Xiu Xiu desesperada
por volver a su casa de Chengdu cederá ante las mentiras de hombres que sólo pretenderán
aprovecharse de ella. La muchacha caerá hasta lo más bajo de la condición
humana por un sueño y una promesa condicionada por el egoísmo de los militantes
de un partido que se ha hecho con el poder. Despiadados y sin corazón serán
capaces de buscarla incluso cuando Xiu Xiu sea ingresada en el hospital del
lugar. Sin posibilidades ya de que su sueño se haga realidad Xiu Xiu pedirá el último
gran favor a Lao Jin que comprenderá entonces que a partir de ese momento ya
nada volverá a ser como antes. Una película trágica, desgarradora, que provoca
momentos de incredulidad ante el comportamiento humano llevado a limites
extremos. Actos inconcebibles pero reales, una mirada abierta hacia este
complejo sistema que fracasó completamente. Una mirada clara, transparente sin
censura para mostrarnos una vez más la realidad tal cuál es, sin trampa ni cartón.
Silvia
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