Esta vez el inspector Kurt verá cosas que, en
20 años de servicio, no había visto nunca. Un hombre mayor clavado en unas
estacas, todo indica que se trata de algún tipo de venganza. Un hombre ahogado,
atado y metido en un saco. Un hombre atado a un árbol y estrangulado. Qué
tienen en común estos hombres que ni siquiera se conocían. De profesiones muy
diferentes entre sí, no coinciden las edades, ni los gustos, nada les acerca ni
asemeja, nada indica que se hayan conocido en el pasado. Un cruce fortuito en
un hospital, un choque de espaldas involuntario podrá dar una dirección a las
investigaciones. Un acontecimiento pequeño pero clave en el caso, un pequeño
detalle que solo Wallander será capaz de ver. Un equipo eficaz que no tira la
toalla a pesar de los daños colaterales. Un inspector demasiado humano que no
deja entrever las debilidades de su corazón. Cada vez más refinado en sus historias,
el recientemente fallecido escritor sueco nos ofrece una de sus investigaciones
más difíciles a causa de las pistas contradictorias que van surgiendo en el
camino. Una historia que, como suele ocurrir, no tiene un inicio en el presente, si no que se remonta a un pasado guiado por otras generaciones.
Silvia
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