Seis años después de su última incursión en Nueva York, el
mentor y guardián de Gizmo muere de forma inesperada y este debe salvarse de la
demolición del viejo edificio en el que vivía, para dar paso a la modernidad.
Un científico lo encuentra en un callejón de la Gran Manzana y lo lleva a su laboratorio
que se encuentra en un edificio de oficinas en las que coincidentemente también
también su antiguo amigo Billy. El inesperado y feliz reencuentro de los dos
protagonistas, tras la fuga de Gizmo, se verá truncada por los ya presentes
seres malvados resultantes del incumplimiento accidental de una de las reglas
de conservación del Mogwai: nunca se debe mojar. Desafortunadamente el
incidente ha creado una gran cantidad de Gremlins que poco a poco tomarán
posesión del edificio y contra los cuáles nuestros ya conocidos personajes
tendrán que enfrentarse para así restablecer el equilibrio de la naturaleza. En
clave de humor, estos seres se irán desarrollando gracias a los brebajes que
roban del laboratorio, transformándose en caricaturas de nosotros mismos y en
otros animales más evolucionados. Así, podremos conocer entre otros al Gremlin
intelectual, al Gremlin araña, el Gremlin sex-symbol. En nada desmerece esta
película de su precedente, y en esta ocasión tampoco los años le han restado el
interés ni la diversión.
Silvia
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