Un acomodado médico vienés, casado y con una hija,
atormentado por el relato de un sueño de su mujer en el que manifestaba un odio
profundo por su marido, se deja arrastrar por una aventura en algún lugar
secreto y oculto de la sociedad vienesa. Un viejo amigo suyo pianista, le
confiesa, ayudado por los efluvios del alcohol que, en los últimos tiempos, ha
trabajado en una misteriosa villa a la que sólo puede ir con los ojos vendados
y proporcionando una contraseña, que se modifica en casa ocasión, al cochero
que lo conduce hasta el lugar predestinado. El médico, Fridolín, que no logra
contenerse, consigue arrancarle la contraseña a su amigo y tras alquilar en una tienda de disfraces el atuendo
necesario para acudir a la cita, se encamina sin hesitación a la misteriosa
casa. Fuera de lugar desde el primer momento, Fridolín se encuentra inmerso en
un escenario rocambolesco y lujurioso en el que todas las miradas los siguen
allá a dónde se dirige. Una mujer, enmarscarada, como el resto de los
invitados, le aconseja que abandone el lugar inmediatamente. Fridolín
consciente de haber sido descubierto pero incapaz de dominar racionalmente su
conducta, se niega obstinadamente. Su comportamiento egoísta e infantil
desencadenarán una serie de acontecimientos que pondrán en peligro su vida y el
de una mujer que altruistamente lo ayuda, poniendo en peligro su presencia.
Durante los días siguientes, el médico tratará de esclarecer y entender lo que
ha visto y vivido esa fatídica noche que, consiguió descubrirle a sí mismo, su
verdadera naturaleza. Sin embargo, no siempre se aprende de los errores ni la conducta,
una vez puestas las cartas sobre la mesa, se puede modificar fácilmente. El egocentrismo
que finalmente sale a la luz y se manifiesta con todas sus fuerzas, acompañarán
durante el resto de su vida a este insensato hombre.
Historia que ha inspirado la película Eyes wide shut de Stanley
Kubrick.
Silvia
Silvia
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