Dos
líneas temporales paralelas, dos años distintos pero que consiguen unir el destino
de dos personas que viven en dos dimensiones diferentes. Un único punto en común:
una hermosa casa suspendida sobre el mar que sirve de enlace entre ellos dos.
Un enlace surrealista ya que los dos han vivido y compartido experiencias
comunes sin que ni siquiera se conozcan. Pero un buzón de correos en el que la
chica coloca una carta, llegará a manos del chico del pasado y establecerá este
correspondencia que sin lugar a dudas cambiará sus vidas para siempre. A través
de una serie de citas temporales en las que nunca llegarán a tocarse físicamente
conseguirán vislumbrarse a través de cristales que les ofrecerán retazos de una
posibilidad futura. Sin embargo el pasado de cada uno de ellos sigue presente
en sus propias realidades y de este modo nunca conseguirán a superar la
barreras físicas que no sólo el tiempo impone en sus existencias. Una hermosa fábula
de amor platónico con un final muy coreano para una película cuyo hilo temporal
nos confundirá y aturdirá en innumerables ocasiones sin por ellos perder la
intensa fuerza de una relación imposible.
Silvia
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