Hay que tener cuidado con esta película. A
pesar de que parezca un film que carece de historia o de cualquier elemento
interesante nos encontramos con un homenaje a Ozu. Aunque se trate de una obra japonesa dirigida por un taiwanés, esta película que sirve para
conectar el Japón de entonces con el más actual así como para escenificar las delicadas
relaciones entre Taiwán y Japón, representadas por la búsqueda de información
de la protagonista sobre un famoso compositor del lugar. Las imágenes,
extremadamente profundas y cuidadosamente elegidas, nos muestran la no-acción
con un estilo muy característico de la obra de Ozu. Si no fuese por las nuevas
técnicas que dan un aire actual a la película bien podríamos pensar que las
mismas manos de Ozu dirigían el trabajo. Por otro lado es muy interesante la
forma en la que trata los trenes y todo el mundo que gira entorno a estos
vehículos. Una pequeña parte de la trama que se convierte en fundamental para
trazar una línea temporal que, a través de los sonidos que emiten estas máquinas
nos conduzcan por entre las horas de las jornadas de esta mujer.
Silvia
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