Ha acabado al Guerra civil y Sólomon un hombre
negro libre vive junto a su familia en Nueva York. Un famoso violinista
respetado por todos. Tras ser secuestrado y vendido como esclavo es conducido
al sur en donde vivirá su fatal destino. Sólomon conocerá así los sufrimientos
de una vida que no estaba reservada para él. Ni en sus peores pesadillas habría
podido imaginar cuáles serían las penas que tendría que aguantar como esclavo.
Tratado como un objeto por sus dueños pasará de unas manos a otras demostrando
su valía pero no apreciado por ellas. Sujeto a los caprichos de hombres y
mujeres blancos crueles y envidiosos, seres sin corazón que no respetan la vida
humana, seguros de su derecho de vida y muerte sobre otras personas a las que
consideran menos que nada. La vida de Sólomon cambiará cuándo conocerá a un abolicionista
canadiense que tomará en serio sus reivindicaciones y cumplirá con su deber de
ser humano. Una película que retoma un tema muy norteamericano. Es en estas ocasiones
en las que demuestran su grandes capacidades cinematográficas más allá de películas
banales llenas de efectos especiales.
Silvia
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