lunes, 7 de noviembre de 2016

A propósito de Llewyn Davis de Ethan Coen y Joel Coen. (Inside Llewyn Davis, 2013)


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Llewyn es un cantante de folk que vive cantando por los locales en los que todavía lo aceptan y viviendo de la caridad de sus amigos o conocidos. Durmiendo de sofá en sofá pasa la vida esperando una gran oportunidad que nunca acaba de llegar. Llewyn es un chico egoísta que no se preocupa demasiado por nada, ni siquiera por su futuro. Los hermanos Coen no nos presentan aquí uno de sus grandes trabajos, película larga y bastante aburrida sobre un género musical que hará enloquecer a los norteamericanos pero que fuera de allí no ha cosechado demasiados éxitos. Sosa y bastante banal, nos sentimos profundamente desilusionados a pesar de todos los premios que ha ganado.
Silvia

Aprendiz de gigolo de John Turturro. (Fading gigolo, 2013)


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El mismo John Turturro es el director y protagonista de esta película a pesar de que el otro intérprete principal sea Woody Allen. Murray convence a su amigo Fioravanti para que se dedique a hacer compañía a mujeres que se sienten solas. Comienza así la nueva profesión del fontanero y florista Fioravanti que cosechará un sin fin de conquistas y su trabajo irá en aumento. Una viuda de un rabino se cruza en su imparable carrera. Una mujer atormentada por las reglas de su comunidad, todavía joven, desea conocer los placeres de la vida. Fioravanti no fracasará en esta ocasión pero se abrirá una brecha en su interior al conocer a una mujer que se parece mucho a él. Una comedia rodada con el más puro estilo Allen. Parece casi increíble que no haya sido él mismo el artífice de esta obra. Inteligente, sarcástica con la comunidad judía, nos adentramos en el solitario mundo de muchas mujeres.
Silvia

Philomena de Stephen Frears. (2013)


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Han pasado muchos años pero Philomena quiere encontrar a su hijo. Un periodista en busca de una buena historia la ayudará. Se lo quitaron cuando todavía era muy pequeño, ella también era joven. Una niña que no sabía lo que hacía cuándo la dejaron embarazada. Su padre la encerró en un convento dónde chicas como ella trabajaban como esclavas y hacían penitencia para sanar sus pecados. Una sola hora podían ver a sus hijos, una hora muy breve para un día tan largo, hasta que alguna mujer, alguna familia se acercaba al convento para adoptar a esos niños frutos de la ignorancia. Ahí, en ese momento acababa todo. Los niños salían por la puerta y no volvían nunca más. Madres adolescentes que lloraban detrás de las ventanas mirando con impotencia como sus hijos les eran arrebatados. Philomena ya es mayor y no quiere morir sin saber que fue de su hijo, si está bien, si está vivo, si está gordo, qué es lo que le ha deparado el destino. El destino es impredecible y las personas que participaron de este destino lo modificaron a su conveniencia martirizando unas niñas inocentes que no sabían lo que hacían. Una conmovedora historia real como tantas parecidas que se repiten en la historia y no dejan inmune a ningún país. Es hora de hablar de lo que pasó, del sufrimiento que actos fanáticos causaron en las personas que tuvieron que soportarlos, es el momento de que estas personas que todavía buscan a sus hijos conozcan por fin un poco de paz.
Silvia