Kurt
Wallander lo deja. Ha decidido que ya no quiere volver a ser policía. Se toma
unos días de vacaciones pero algo romperá la pseudo tranquilidad de su desesperación. Un conocido suyo,
Stern va a visitarlo para pedirle que le ayude a descubrir quién y porqué mato
a su padre. La policía ha archivado el caso pero él está convencido de que algo
más ha ocurrido. Su muerte no fue accidental. Kurt no quiere hacerse cargo,
quiere dejarlo todo pero cuándo, unos días más tarde, lee en el periódico que
Stern también ha muerto, decide volver a las filas del cuerpo y ocuparse
personalmente del caso. Ante el estupor de sus colegas y la acogida de la nueva
recluta, Wallander seguirá la pista de un todopoderoso personaje de la sociedad
sueca hasta destapar aspectos de la actividad criminal de este grupo que domina
el mundo. La caza será peligrosa y la semilla del engaño no acabara por
arraigar en la mente hábil de un hombre sonriente acostumbrado a salirse con la
suya. El mundo lo domina el dinero y de dinero el sabe bastante, más de lo que
la mayoría podría imaginar. La insaciable sed de justicia y quizá de venganza
del inspector conseguirá aplastar bajo las ruedas de un tractor la vía de fuga
de un hombre cruel pero cobarde.
Silvia
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