jueves, 5 de septiembre de 2013

EL DESPERTAR DE LA SEÑORITA PRIM - Natalia Sanmartín Fenollera, 2013

Publicitan este libro como "la novela española que enamora al mundo", y se trata de la ópera prima de su autora. Natalia Sanmartín trata de emular en su novela el tono de las historias de Jane Austen e incluso la época, ya que el pueblo donde tiene lugar la historia es "una colonia de exiliados del mundo moderno en busca de una vida sencilla y rural".
Prudencia Prim llega a San Ireneo de Arnois en respuesta a una curiosa oferta de trabajo para trabajar como bibliotecaria para el hombre del sillón, un personaje paralelo al señor Darcy de Orgullo y Prejuicio. La señorita Prim sería una especie de Elizabeth Bennet, y la intensidad enfrentamientos dialécticos entre ambos son los que más recuerdan a las novelas de la época de la Regencia.
El hombre del sillón tiene a su cargo a sus cuatro sobrinos, pero a diferencia de Jane Eyre o Agnes Grey, en esta ocasión la protagonista no ejerce de institutriz, puesto de trabajo que resultaría bastante arcaico en una novela contemporánea. Por tanto, en lugar de asociar a la protagonista con una institutriz como hacían las Brontë, Natalia Sanmartín inventa para ella el puesto de bibliotecaria, un empleo que resulta innecesario y poco creíble.
Mientras se va adaptando a la vida de San Ireneo, a su trabajo y a los habitantes del pueblo, la agrupación de mujerers de la Liga Feminista deciden buscarle marido. Ella al principio se opone a esto, pero a medida de que pasa el tiempo le parece una idea cada vez más factible. Para ello, entre la señorita Prim y las mujeres de San Ireneo elaboran una lista de candidatos, que va descartando hasta darse cuenta de que, en quien está realmente interesada, es en el hombre del sillón.
Hasta aquí, todo bien, hasta que llega el tema de la religión. Y es que, a pesar de la atracción que sienten ambos, él es profundamente religioso a diferencia de la señorita Prim, y este parece un obstáculo insalvable. Al no poder ver su amor correspondido como quisiera y después de una despedida agridulce, Prudencia decide marcharse del pueblo y visitar Italia, como si de Jane Eyre se tratase huyendo del señor Rochester.
Al igual que lo de la bibliotecaria, el gran obstáculo de la religión para que prospere el amor entre ambos también resulta bastante absurdo y hace pensar en que el despertar de la señorita Prim va a ser el de la fe cristiana y que Natalia Sanmartín se va a cargar la historia, pero la resuelve dejando el final abierto y obviando el tema de la espiritualidad, lo cual es un alivio.
Irene

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