jueves, 23 de abril de 2015

El Gran Gatsby de F. Scott Fitzgerald. (The Great Gatsby, 1925)


Poco separa al libro de la película. A pesar del tiempo transcurrido entre el momento en el que se puso por escrito esta historia y nuestros tiempos no podemos decir que mucho hayan cambiado las cosas. Las clases sociales ya difuminadas han conservado todavía lo peor de lo que las diferenciaba. Entre estas malogradas diferencias podemos contar con el egoísmo, la indiferencia, la irresponsabilidad que clasificaban a la burguesía alta. Ya nada queda de las consciencia que las convertía en el impulso fundamental de desarrollo, nada queda de ello, sólo queda lo peor, lo más odiado y repudiado, la injusticia que el poder les otorga y que con sus sucias manos ponen en acto y sobre todo defienden como si de una prerrogativa toda suya se tratase. Ninguna oportunidad tendrá en este mundo y evidentemente en los mundos futuros, el hijo de un obrero. De un trabajador, de un pobre hombre a fin de cuentas. El futuro y sobre todo el presente esta en manos de los hijos de los poderosos aunque nada tengan que ofrecer, el mundo está en sus manos para jugar con él, moldearlo según sus caprichos y sobre todo abandonar y dejar de lado todo lo que consideren un juguete demasiado usado.
Silvia

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