Burt y Verona descubren que van a ser padres de un bebé y
que los padres de Burt, deciden de repente marcharse a Bélgica. La pareja sufre
una gran crisis al tener que enfrentarse a un nacimiento no planificado y a la
huída de los abuelos en los que ambos esperaban apoyarse. En estas
circunstancias deciden marcharse ellos también en busca de otra ciudad, otra
casa que les parezca más adecuada para empezar una nueva vida. Las ciudades
elegidas para poner a prueba su teoría serán aquellas en las que algún lazo de
amistad o familiar puedan acogerlos y recibirlos desde el principio. De este
modo, irán visitando y profundizando en las relaciones que mantenían en la
distancia, con una serie de personajes caracterizados con una infinita variedad
de tópicos que harán de cada una de estas escenas una mezcla entre lo inverosímil
y lo esperpéntico. Lejos de poner en duda la existencia de tales sujetos, la calificación
de cada uno de ellos es altamente superficial y exagerada, restándole cualquier
tipo de interés a unas serie de situaciones que se repiten constantemente a lo
largo de la acción. Finalmente, la respuesta llegará en forma de retorno a las
raíces, tan esperada como anunciada entre líneas por lo que el desenlace
tampoco aportará ningún trazo de distinción a una película costumbrista, llena
de estereotipos y fundamentalmente aburrida.
Silvia
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