miércoles, 13 de febrero de 2013

Shame de Steve McQueen. (2011)


Un depredador sexual, todo lo que hace en su vida conduce al mismo objetivo, una noche de sexo, un encuentro rápido en la calle, una prostituta o incluso una historia algo más larga, pero todo se reduce al climax. La visita de su hermana a Nueva York será un shock para la estabilidad de su perversión, todo en su casa está organizado para satisfacer sus deseos, un ordenador, revistas, objetos, todo vale para saciar un apetito sin final, que nada consigue apagar. Ni siquiera su amada/odiada hermanita pequeña conseguirá apartarlo ni por un momento de su rutina pero imperceptiblemente algo cambiará. La invasión de su espacio vital no puede ser tan inocua como cabría esperar, y él lo sabe muy bien, porque su hermana, una mujer con la que mantiene sólo y exclusivamente lazos familiares y ni siquiera unos lazos demasiado estrechos le obligarán a verse a si mismo, su reflejo en un espejo de carne y hueso, más real que cualquier otra cosa y que le hace sentirse diferente, confuso, perdido en una mar de pasiones absurdas que se mezclan con sentimientos contradictorios sobre lo que es bueno, lo que se debe hacer, y lo que no consigue no hacer.

Silvia
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