Libro: Dodie Smith, 1984
Película: Tim Fywell, 2003
En un castillo de la campiña inglesa vive arrendada la familia Mortmain, formada por los siguientes miembros:
- James, el padre, es
un escritor de un solo libro, que lleva 15 años sufriendo un bloqueo que le
impide volver a escribir.
- Topaz, la madrastra,
a la que le gusta ser musa de artistas y desnudarse en el campo para entrar en
contacto con la naturaleza.
- Rose, la hermana
mayor, está dispuesta a hacer lo que sea para salir de la pobreza en la que
viven, con una rara mezcla de ambición e inocencia
- Cassandra, la
hermana mediana, quien cuenta la historia. Intenta ser la más sensata de la
familia, pero visto como son sus miembros, tampoco lo tendrá demasiado difícil.
- Thomas, el hermano
pequeño, es el más aislado de la locura familiar.
- Stephen, el
sirviente, guapo como un dios griego y enamorado de Cassandra.
Esta familia entrará en contacto con sus nuevos arrendadores
tras la muerte del antiguo conde. Son dos hermanos solteros, criados en Estados
Unidos, que motivarán que las hermanas empiecen a pensar como adultas buscando
a través de ellos un camino hacia su futuro.
Lo mejor del libro son sin duda estos extraños personajes,
al igual que algunas situaciones hilarantes como la del oso en la estación de
tren, pero no nos engañemos: esto es una historia de amor. La ventaja es que es
británica, lo que la hace mucho más soportable que las de EE.UU., que convertirían
la novela en una odiosa comedia romántica. Y es que el film está producido por la
BBC y protagonizado por Romola Garai, una habitual de la cadena y que podemos ver
en otras creaciones como la miniserie Enma. Se pierde un poco esta elaboración de
los distintos personajes, centrándose su trama en la historia de amor.
También se dan cambios bastante importantes en la trama, como
la actualización de la historia, que se presenta un poco más actual que la novela
(ambientada en los años ’30) y reduciendo la pobreza de la familia Mortmain, que
en la película no es tan acuciante.
En resumen: el libro se deja leer, pero la película es más prescindible.
Irene
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