Lobezno, el X-Man por excelencia, el que
aparentemente posee los poderes menos interesantes pero que en realidad se
presenta cómo el más fuerte, el más feroz, cómo un lobo que no se detiene ante
nada y que cuándo forma manada la defiende por encima de su vida. Años después,
muchos años después, Lobezno que no envejece ni sufre heridas mortales se
dirige a Japón para despedirse de un antiguo conocido que si ha envejecido. Su
descendientes también estarán presentes pero estos no han heredado los valores
por los que se hizo famoso su abuelo. Como siempre las apariencias engañan pero
no todas y Lobezno tendrá que enfrentarse a los Yakuza y otros grupos delictivos
japoneses, incluso una gran empresa que intentará exprimirlo para robarle su
inmortalidad. Sólo despreciamos nuestros dones hasta que desaparecen y Lobezno
de agarrará con sus garfios a la máquina que intenta destruirlo y robarle su
tesoro más preciado, ese mismo que hasta el momento no había sabido disfrutar.
Quizás este es el momento en el que el soldado abrirá los ojos y podrá ver con claridad,
por fin, el aspecto más hermoso de su vida.
Silvia
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