viernes, 7 de marzo de 2014

La gran belleza de Paolo Sorrentino. (La grande bellezza, 2013)


Por una vez, y sin que sirva de precedente, debemos aplaudir la gran y acertada decisión de la Academia del Cine norteamericana que ha otorgado el galardón como mejor película de habla no inglesa a La Gran Belleza de Paolo Sorrentino. Y en el propio título de la película encontraremos el adjetivo, el único y más certero que se le puede adjudicar a esta obra, Gran, en todos y cada uno de sus aspectos, cine de Gran calidad, Gran guión, Gran interpretación, Gran dirección, Gran ambientación, Gran y espectacular fotografía, Gran edición, Gran y magnífica historia, Gran banda sonora, en resumen se trata de una verdadera y Grande obra de virtuosismo cinematográfico. Un cine nuevo, fresco, sincero de los que echamos de menos en una Europa vieja y acabada, argumentos vivos, reales de esos que no recordamos desde hace muchos años, alejada de los tópicos, de los prejuicios, de la ficción pura y dura sin contenido ni objetivo.  Lo que muchos llevamos años pidiendo, nos lo sirve humildemente en bandeja uno de los directores que conseguirá escribir el futuro del cine europeo. Una historia real y realista, sincera, viva en un contexto de una Gran Belleza, una ciudad sin igual, Roma, la ciudad eterna, tesoro de generaciones pasadas, presentes y futuras, un patrimonio inigualable, variado, en el que se entremezclan siglos de historia de esplendor artístico, una joya celestial en la tierra. Extasiados ante tanta grandeza, en cuánto bajamos los ojos, la guardia, no encontramos con la vida, los hombres, la sociedad romana presentada tan sólo como un ejemplo más de la sociedad mundial actual. Pero no nos referimos a ese mundo tan conocido de la gente normal, de la calle, de las oficinas, de los edificios, de las fábricas. Sorrentino nos presenta la cara más dura de la moneda, los altos pisos, los altos puestos, la vida mundana, la vida que no atisban a ver los que desde abajo miran hacia arriba con envidia. Los juegos en los círculos cerrados de artistas, actores, escritores. El mundo en el que se mueve nuestro protagonista, Jep Gambardella,  escritor de un único libro del que vive desde hace más de 30 años, acompañado de sus secuaces, actores sin espectáculos, mujeres que de profesión son ricas, un mundo alejado de los cánones habituales, un submundo que existe sólo de noche, en las fiestas nocturnas, restaurantes caros, locales de streptease lujosos, consultorios médicos en los que poner remedio al paso de los años con un par de pinchazos y muchos billetes. Un mundo falso, decadente, casi esperpéntico, construido sobre las más viles apariencias, el vacío moral y existencial, vidas devastadas por la codicia y la ambición camuflados bajo el manto del deber y el sacrificio maternal, donde la religión se sienta en la misma mesa que la cocaína. Un mundo que paradójicamente lleva las riendas, conserva el poder de mandar y decidir lo que es bueno y lo que es malo, las formas de comportamiento adecuado y quién posee las llaves del paraíso como premio a su honestidad. Palacios de viejas princesas que nos se resignan y miran con envidia las firmes piernas de nuevas concursantes, un mundo depravado en medio de las buenas costumbres de los regentes, un mundo marchito, podrido, un mundo que debe ser cambiado sin intención de ser modificado. La verdad, la realidad, Roma, Eterna. 
Silvia

No hay comentarios:

Publicar un comentario