lunes, 17 de marzo de 2014

Snow piercer de Bong Joon-ho. (2013)





Un tren, dos clases. Un tren en perpetuo movimiento para evitar la muerte de todos sus componentes. Una máquina que atraviesa a toda velocidad una vía que recorre  el mundo sin final desafiando a la nueva era de la glaciación que se ha cernido sobre la tierra matando a todos sus habitantes. Sólo los pocos elegidos que han conseguido subirse al tren han sobrevivido, pero entre el vagón de la mera supervivencia al vagón del lujo hay todo un laberinto que unos pocos ansían recorrer. Este es el sueño de los habitantes del vagón de cola, hambrientos, harapientos, controlados y amenazados por una guardia armada que no les otorga la libertad para descubrir el resto del vagón, hacinados como animales sueñan con la revolución y ese tiempo se ha presentado. Una revuelta, una rápida acción de ataque consigue que unos pocos, los mejores consigan adentrarse en los vagones siguientes, en una contrarreloj por llegar al vagón de cabeza, para descubrir y conocer finalmente quien es ese hombre portentoso que ha puesto en marcha este maldito tren. Los cazadores serán acosados, se convertirán en víctimas de su propia elección, decidir luchar por la libertad y el conocimiento en un mundo en extinción se convertirán en su peor pesadilla, en el funeral de los más arriesgados sentimientos que todavía podrían albergar sus maltrechos corazones. Un recorrido en fases sustituido por los diversos ambientes de un tren que representa el mundo en etapas, un lujo cegador incomparable con el mundo perdido, drogas que ayudarán a abrir puertas a mundos y submundos cada vez más complicados y falsos induciendo poco a poco la duda en la certeza de un líder que sacrificará cualquier vida para satisfacer la misión del grupo. Una carrera hacia lo desconocido, hacia un final incierto cuándo ya nada existe alrededor de un pedazo de hierro que ya sólo alberga codicia y sumisión. Solo una explosión podrá acabar con esta fantasía de una especie acabada y que se resiste a extinguirse pasivamente buscando en el final el inicio de la mano de los dos nuevos Adán y Eva.
Silvia

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