El joven abogado, Arthur Kipps recibe el encargo de ocuparse
de las prácticas burocráticas de la herencia dejada por una mujer de un
pueblecito no muy lejano de Londres. Tras dejar a su hijo pequeño con la
niñera, viajará en tren hasta su destino. Allí encontrará una población atemorizada
por viejos recuerdos y lo que parecería ser antiguas supersticiones ligadas a
las extrañas y violentas muertes de los niños del pueblo. Una atmosfera inglesa, gótica,
oscura, abrumadora que envuelve desde el primer minuto y que se contrapone a una trama lenta que
recrea los aspectos más esperados de un género cercano al misterio y con toques
de horror sin conseguir su objetivo. Todo ello acompañado de la figura de una
desasosegadora mujer vestida de negro y que se esconde en las esquinas, que
junto a la perene inexpresividad del abogado nos conducen por los pasillos de una
casa situada en un entorno envidiable, a través de una historia que sorprende
por su simplicidad y previsibilidad sin que consiga despertar ningún tipo de
interés.
Silvia
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