Un hijo con problemas propone a su padre y a su hermanita
pequeña contratar a un asesino para que acabe con su madre y poder así cobrar
el dinero del seguro de vida que está a nombre de la pequeña Dottie. Todos
están de acuerdo y es que ese dinero les vendría muy bien a todos y de paso
acabarían con una mujer a la que todos odian a muerte. Para ejecutar el trabajo
sucio contrataran a Cooper, un policía corrupto que en sus ratos libres ejerce
de asesino a sueldo. El problema es que no tienen dinero para pagar el anticipo
que el sicario exige pero por suerte tienen delante a un animal con tendencias
sexuales desviadas que acepta, en lugar del anticipo en contante, disfrutar de
la compañía de Dottie, a quién dicho sea de paso, superadas las primeras
reticencias, acaba por aceptar el arreglo de bastante buen grado. Satisfechas
las exigencias de Cooper, sin más preámbulos, el delito es cometido. La
operación ha sido satisfactoria pero cuál no es la sorpresa que todos reciben
cuándo descubren que el verdadero beneficiario de la póliza es Rex, el nuevo
novio de la madre asesinada. Nada puede parar a Cooper, el profesional,
acostumbrado a recibir el dinero que se gana diariamente con sus balas y por
ello decide llegar hasta el fondo del asunto y descubrir quién y porqué estaban
agazapados detrás de este siniestro y enrevesado asunto. Con toda la violencia
de la que es capaz tras años y años de crímenes impunes conseguirá a base de
malos modos y acciones vulgares y desacertadas, hacer confesar al culpable
beneficiario del dinero que él mismo se había ganado con tanto esfuerzo. En una
familia compuesta por cobardes gusanos sin principios morales ni vergüenza será
fácil arrojar luz sobre el entuerto aunque el elemento más frágil del grupo
familiar, Dottie, la niña de doce años tomará entre sus manos la pistola
convertida en juez y verdugo de los acontecimientos presentes y futuros.
Silvia
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