martes, 8 de abril de 2014

La cueva de los sueños olvidados de Werner Herzog. (Cave of forgotten dreams, 2010)



Los grandes eruditos de la historia nos han ofrecido múltiples teorías sobre la vida del hombre prehistórico, las agrupaciones, los métodos de caza, de organización pero lo que nadie ha sido capaz de descifrar es lo que en aquellos tiempos pensaba el hombre, si es que se puede llamar hombre a un ser del que descendemos y que vivió en las cuevas hace más de 35000 años. Parece increíble que hoy en día estemos convencidos de nuestras grandes capacidades, de nuestra prepotencia para manejar la ciencia y nos olvidamos de mirar atrás. Y es así que descubrimos que hace más de 30 000 años existieron seres a los que consideramos poco evolucionados pero que crearon las obras de arte que hoy en día sólo unos pocos privilegiados pueden admirar. El maestro Herzog se encuentra entre estos privilegiados y con su pasión y entusiasmo consigue maravillarnos con las bellezas descubiertas casi por casualidad en la Cueva de Chauvet. Las pinturas rupestres que podremos admirar a través de la cámara de Herzog nos trasportarán a un mundo en el que no había ni atisbo de civilización pero que estaba compuesta por unos seres capaces de plasmar su capacidad  de observación y su sensibilidad en la oscuridad de una roca áspera. Si no existiesen tale pinturas podríamos admirar la belleza de una cueva adornada con estalactitas y estalagmitas que dejan sin respiración a los visitantes, ni que hablar de los restos de osos cavernarios y fósiles vegetales de los que esta repleta la cueva. Pero ese increíble panel al fondo en el que unos caballos dibujados con una perfección sin igual atraen las miradas de todos, eliminan de la vista cualquier otro punto de referencia cercano. Y así podremos preguntarnos si es que realmente hemos evolucionado o bien somos tan sólo reflejo de una pasado brillante. 
Silvia

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