Un
profesor suplente acostumbrado a lidiar con alumnos de los peores barrios
pertenecientes a las peores familias no tendrá ningún problema para integrarse
rápidamente en el sistema podrido en que se sitúa su nuevo trabajo temporal.
Pronto dominará a los muchachos mientras que en su casa una niña prostituta a
la que ha recogido por la calle empezará a llenar su vida con un afecto del que
él nada quiere saber. Para llevar a cabo su papel en la sociedad que le ha
tocado vivir los sentimientos van puestos a un lado, sólo para aquellos casos familiares
más importantes mostrará su lado más humano. Una humanidad agresiva como la que
se desata ante tus ojos cada día a las ocho de la mañana. Imposible ser
totalmente impermeable a las condiciones externas de una sociedad decadente que
se hace añicos por todas las esquinas provocando reacciones extremas, las
mismas contra las que se lucha día a día. Rodada con cámara en el hombro, como
si de un documental se tratase, incorporando las declaraciones de los actores
principales para acrecentar la sensación de trata de retratar la situación de
un país exportador de una democracia que el mismo no domina ni respeta.
Silvia
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