jueves, 23 de agosto de 2012

La otra crítica de PROMETHEUS



Cuando un director de la talla de Ridley Scott está a punto de cumplir los 75 años, puede permitirse el lujo de dirigir lo que le de la gana porque ya no tiene nada que demostrar a la industria del cine. En este caso, vuelve a retomar el sobreexplotado tema de Alien, que ya vimos en El Octavo pasajero (1979), en sus tres secuelas, en las dos películas contra Predator, en comics y en videojuegos.
Scott ha sido a lo largo de su carrera un director irregular, capaz de obras maestras como el primer Alien o Blade Runner; buenas películas como Black Rain, Gadiator, Thelma y Louise o American Gangster; otras que aunque decentemente dirigidas no pasarán a la historia del cine como El Reino de los Cielos o Un Buen Año, y películas malas como Legend o La Teniente O’Neil.
En este caso, Prometheus no es ciertamente una obra maestra, pero tampoco puede colgársele la etiqueta de mala. Con la excusa de hacer una precuela de Alien, volvemos a embarcarnos en una nave espacial, solo que esta vez en lugar de tratarse de Nostromo y sus siete tripulantes humanos, se llama Prometheus y lleva a una expedición de científicos que buscan el origen de la humanidad siguiendo un mapa estelar basado en diversas muestras artísticas halladas en diferentes partes de la Tierra. Para ello se embarcan en un viaje que los llevará a un planeta lejano en la navidad de 2093.
Diversas cosas llaman la atención, como que al aparecer el globo terráqueo, sea Europa y Asia lo que se muestra, pues acostumbrados a las películas estadounidenses en las que es América lo que siempre aparece reflejado en el globo, y al igual que esta puede considerarse de factura americana, de este modo se nos recuerda el origen británico del director.
También destaca la evolución de la medicina, o tal vez de la anestesia, a la hora de realizar intervenciones en la nave. Y la buena formación interdisciplinar de los que viajan en la nave, que lo mismo saben de medicina, como de arqueología o de física.
En ocasiones recuerda al film de 1979 en la lucha por la supervivencia llevada a cabo por su protagonista, la arqueóloga que descubre este mapa estelar, así como algún que otro guiño argumental vinculado con las aventuras de la Teniente Ripley.
A diferencia del Nostromo con sus siete tripulantes, esta nave porta a más pasajeros. Sin embargo se centra la descripción de los personajes en los principales:
El papel de la arqueóloga está convenientemente defendido por Noomi Rapace, y la directora de la expedición es una bastante convincente Charlize Theron. El androide David, interpretado por Michael Fassbender también merece mención, pero el que más habría que destacar sería al capitán Janek, interpretado por Idris Elba que como siempre logra un personaje brillante a pesar de ser un papel secundario.
   Irene

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