viernes, 13 de junio de 2014

Branded to kill de Seijun Suzuki. (殺しの烙印, 1967)


A man with prominent cheeks in sunglasses and a suit aims a gun. Two women stand on a spiral staircase behind him in their underwear also holding guns. Three men appear in an insert in the lower left corner.
Un noir que persigue el estilo norteamericano con un formato totalmente innovador. Hanada, un asesino a sueldo se enamora de la femme fatale Misako que le encarga una misión imposible, Tras fracasar Hanada será condenado a muerte por la propia organización para la que trabaja y por ello decidirá matar a la portadora del mensaje Misako. Tras comprobar que no es capaz de matarla caerá en un estado de confusión en el que se entremezclarán la realidad con episodios claramente psicóticos mientras compite con el asesino número uno para arrebatarle su protagonismo. Una amalgama de acciones aparentemente incoherente, locos saltos temporales hacen de esta cinta un film caótico, absurdo, con una trama desesperada y ecléctica. Lejos de la intención del director, esta película ha acabado por convertirse en un cult y esto precisamente por todo el torbellino de elementos inconexos y apabullantes que han conseguido colocar esta producción de bajo presupuesto en la posición de convertirse en el mayor exponente de la Nouvelle Vague japonesa. 
Silvia

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