Tras varios años sin saber nada de su hermana pequeña, Lucy
recibe una llamada desde una cabina de teléfono de Martha. Cuándo va a
recogerla, se encuentra con que su hermana no ha cambiado en absoluto
físicamente sin embargo la persona que tiene delante es prácticamente una
extraña. Martha se quedará en casa de su hermana y su marido y a lo largo de
los días que pasará con ellos se irá revelando mediante comportamientos
particulares carentes de filtros sociales comunes y una total ausencia de
tabúes. Mediante el pasado intercalado con el presente iremos conociendo paso a
paso las vicisitudes de la joven durante estos dos últimos años y como ha
trascurrido su vida en el interior de una secta. Pasaremos pues, de los
momentos de serenidad tras los brazos de una acogedora y acomodada familia a la
brutalidad del grupo que forma la secta, del amor de una hermana que se desvive
por ayudar, a una asociación formada para satisfacer los intereses de una sola
y despótica persona. La secta, como promesa de protección, unión y fraternidad
que naturalmente mina la voluntad y la mente de la joven se convertirá en la
sombra de su nueva vida que la acompañara y acosará dentro de su subconsciente,
incapaz de cancelar, de borrar unos recuerdos dolorosos puestos de relieve por
la intensidad de la banda sonora cuándo explotan los nervios para más tarde relajarse con los buenos
momentos de tranquilidad familiar.
Silvia