El hilo conductor de libro que nos presenta el ganador del
premio Nobel aspira a realizar un corte transversal de los últimos
acontecimientos históricos de la China contemporánea, unidos íntimamente a su vida. Desde
tierras muy lejanas a su amada patria que se ha convertido ya en un recuerdo no
tan doloroso como cabría esperar, nos relata de forma privada, profunda, una
historia que parte desde sus entrañas y que no está escrita con vocación de
informar, de comunicar, de contar, si no que se transforma en un ejercicio desgarrador
necesario en sí mismo para vivir, para seguir adelante, para descubrir la
libertad de vivir sólo, por voluntad propia, sin ataduras, sin direcciones, sin
ningún tipo de control externo y el camino accidentado y tortuoso que le ha
conducido a la necesidad de sacar fuera del alma estos recuerdos que forman
parte de una vida pasada y que ya no teme al presente. La historia parte de la formación de una
república con el ascenso al poder del Kuomintan, la magnitud del proyecto del “Gran
salto adelante” y el apocalipsis sucesivo con la muerte por inanición de millones
de personas, la Revolución cultural y sus consecuencias humanas, políticas, económicas,
sociales. Todo ello entrelazado con la muerte de sus padres, la perdida y reencuentro
de sus amigos, a veces, con cálidos y reconfortantes momentos, a veces
desahogos físicos pero en absoluto mentales. Una historia cruel enmarcada con
la desesperación de la supervivencia en un país rendido y cansado por las
guerras, la dominación, la dictadura. Programas que acabarían con las desdichas
convirtieron una población es seres desconfiados, en lobos, en animales
salvajes que han olvidado el motivo del pacto social y luchan por conseguir
salir del agujero excavado por ellos mismos en otras circunstancias. Un hombre
desalmado, perdido, en guerra constante que no ha encontrado salvación en el
gobierno de un tercer elemento y necesita huir, salvarse, enfrentarse a todo y
a todos solo, porque no es ese el fin último de la especie, la soledad. Una
sola persona que se convierte en multitud para salir de si mismo y mostrarnos a
través de sus ojos pero de forma impersonal, cada uno de esos días que
destruyeron su humanidad.
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