Una mujer que lo ha perdido todo se traslada junto a su hijo
de 8 años a un nuevo apartamento asistidos por los servicios sociales que le
prestarán su ayuda para que pueden alejarse de un padre y marido violento. Anna
sigue aterrada por lo que pueda pasarle a su hijo y decide comprar un
intercomunicador para poder controlarlo mientras está en su habitación. En la
tienda de electrodomésticos conocerá a un vendedor con el que sentirá a gusto enseguida
y al que irá a ver de vez en cuándo. Un hombre dulce y corriente que vive
esperando a que su madre muera tras una lenta enfermedad que la ha consumido en
un hospital. Poco después de comprarlo, el intercomunicador empezará a fallar y
Anna oirá interferencias con los gritos de un niño que está siendo maltratado
en algún lugar de edificio, mientras tanto ocurren cosas que no consigue
entender demasiado bien, cosas que se confunden en su mente y ya no sabe si ha
estado en algún lugar dónde alguien la ha visto o si el lugar que recuerda es
exactamente igual a lo que ella imaginaba. Todo se entremezcla, la realidad se
difumina y todo parece apuntar al hecho de que su ex marido los ha encontrado y
quiere hacerles daño, pero Anna está vez no se dejará hacer y encontrará un
modo de saltar al vacío para que no le arrebaten lo único que le queda y lo que
más quiere en este mundo, su hijo.
Silvia
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