Brave
o Indomable nos cuenta la historia de una niña pelirroja de fuerte carácter.
Acostumbrada a corretear por todas
partes, a jugar con sus arcos y flechas y a disfrutar de la vida sin
preocupaciones con la inocencia de la que sólo los niños más pequeños conocen,
llegará el nefasto día en el que esta apacible y dorada época dará paso a la
vida de adulto, con sus obligaciones y responsabilidades en la que los juegos y
las diversiones darán paso a la aburrida vida de la mujer que debe sentar la
cabeza y ocuparse de los asuntos más banales y triviales. Y mucho peor si esta
mujer desempeña un papel social ya que esta niñita de bonitos rizos es la hija
del rey de un clan escocés y su misión en esta vida, como mujer y princesa
heredera es asegurar la descendencia y el trono. Su madre ya se ha ocupado de reunir
a los jefes de los otros clanes que traerán consigo a sus hijos pretendientes
que demostrarán ser un desastre en cualquiera de los aspectos en los que se
busque benevolencia. Harta de todo
y alterada por una difícil y rebelde adolescencia, Mérida se escapa de casa
buscando consuelo en los bosque que tanto ama y allí se le ofrecerá también la
solución a todos su problemas. Un cambio provocado en el carácter de su madre,
quizás en sus ambiciones, un cambio al fin y al cabo que le permita decidir por
ella misma lo que será su vida futura. Una importante lección para la niña que
comprenderá demasiado tarde que los cambios son impredecibles y no siempre se
dirigen hacia el punto deseado. No todos los cambios son buenos pero tampoco son
malos, la respuesta está en saber conducirlos por el camino de la razón y del
buen entendimiento. Lo que en un principio se presentará como un mal presagio
podrá transformarse en un elemento de concordia. Una forma de reforzar un
vínculo que se había roto. Un redescubrimiento del afecto entre una madre y una
hija que habían olvidado a la persona que se encuentra debajo de la corona, un
viaje al interior de las relaciones naturales que en tantas ocasiones olvidamos
por orgullo, por rencor, por egoísmo o simplemente por una pequeña incomprensión
que con el tiempo se convertirá en una avalancha de odio imposible de superar.
Silvia
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