martes, 30 de octubre de 2012

El libro de un hombre solo de Gao Xingjian. (一个人的圣经, 2002)


 Gao Xingjian Galerie Simoncini Luxembourg.jpg

El hilo conductor de libro que nos presenta el ganador del premio Nobel aspira a realizar un corte transversal de los últimos acontecimientos históricos de la China contemporánea,  unidos íntimamente a su vida. Desde tierras muy lejanas a su amada patria que se ha convertido ya en un recuerdo no tan doloroso como cabría esperar, nos relata de forma privada, profunda, una historia que parte desde sus entrañas y que no está escrita con vocación de informar, de comunicar, de contar, si no que se transforma en un ejercicio desgarrador necesario en sí mismo para vivir, para seguir adelante, para descubrir la libertad de vivir sólo, por voluntad propia, sin ataduras, sin direcciones, sin ningún tipo de control externo y el camino accidentado y tortuoso que le ha conducido a la necesidad de sacar fuera del alma estos recuerdos que forman parte de una vida pasada y que ya no teme al presente.  La historia parte de la formación de una república con el ascenso al poder del Kuomintan, la magnitud del proyecto del “Gran salto adelante” y el apocalipsis sucesivo con la muerte por inanición de millones de personas, la Revolución cultural y sus consecuencias humanas, políticas, económicas, sociales. Todo ello entrelazado con la muerte de sus padres, la perdida y reencuentro de sus amigos, a veces, con cálidos y reconfortantes momentos, a veces desahogos físicos pero en absoluto mentales. Una historia cruel enmarcada con la desesperación de la supervivencia en un país rendido y cansado por las guerras, la dominación, la dictadura. Programas que acabarían con las desdichas convirtieron una población es seres desconfiados, en lobos, en animales salvajes que han olvidado el motivo del pacto social y luchan por conseguir salir del agujero excavado por ellos mismos en otras circunstancias. Un hombre desalmado, perdido, en guerra constante que no ha encontrado salvación en el gobierno de un tercer elemento y necesita huir, salvarse, enfrentarse a todo y a todos solo, porque no es ese el fin último de la especie, la soledad. Una sola persona que se convierte en multitud para salir de si mismo y mostrarnos a través de sus ojos pero de forma impersonal, cada uno de esos días que destruyeron su humanidad.

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