martes, 11 de diciembre de 2012

Fuga sin fin de Joseph Roth. (Die Flucht ohne Ende, 1927)


 

Franz Tunda, un oficial del ejército austríaco y prisionero en Rusia en los inicios de la Primera Guerra Mundial, tendrá que vivir en su propia piel las dichas y las desgracias de la Revolución Rusa bajo una identidad falsa. Por algún motivo, se siente irremediablemente atraído a encaminarse y asentarse nuevamente en su antigua patria, una patria ingrata que ya no le reconoce como miembro tras tantos años de ausencia sino como a un hijo prodigo sin la alegría de recobrar lo perdido. Los modales y la vida europea se han modificado de tal manera que él mismo, no se reconoce en sus conciudadanos, un nuevo orden invade las casas y los gobiernos en los que no consigue entrar ni en cuerpo ni en alma. La búsqueda de su querida y antigua novia, Irene, alimentará la esperanza de encontrar el ancla que lo aferre a un mundo nuevo y desconocido, y que lo llevará a viajar desde Berlín a París con la vana esperanza de recobrar una antigua identidad que apenas recuerda él mismo que, una vez entre sus manos, no conseguirá comprender ni captar su significado, una fuga siempre hacia delante, una huída en busca del entendimiento y la razón que ponga fin a la confusión que reina entre su propia identidad y el lugar de pertenencia. Un dilema que en el pasado, presente y futuro se presenta a infinidad de personas que, motivadas por los más diversos motivos pierden el rumbo establecido por la tradición familiar y por las raíces culturales.
Silvia

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