miércoles, 12 de diciembre de 2012

Un lugar donde quedarse de Sam Mendes. (Away we go, 2009)


 cartel de "Un lugar donde quedarse"
Burt y Verona descubren que van a ser padres de un bebé y que los padres de Burt, deciden de repente marcharse a Bélgica. La pareja sufre una gran crisis al tener que enfrentarse a un nacimiento no planificado y a la huída de los abuelos en los que ambos esperaban apoyarse. En estas circunstancias deciden marcharse ellos también en busca de otra ciudad, otra casa que les parezca más adecuada para empezar una nueva vida. Las ciudades elegidas para poner a prueba su teoría serán aquellas en las que algún lazo de amistad o familiar puedan acogerlos y recibirlos desde el principio. De este modo, irán visitando y profundizando en las relaciones que mantenían en la distancia, con una serie de personajes caracterizados con una infinita variedad de tópicos que harán de cada una de estas escenas una mezcla entre lo inverosímil y lo esperpéntico. Lejos de poner en duda la existencia de tales sujetos, la calificación de cada uno de ellos es altamente superficial y exagerada, restándole cualquier tipo de interés a unas serie de situaciones que se repiten constantemente a lo largo de la acción. Finalmente, la respuesta llegará en forma de retorno a las raíces, tan esperada como anunciada entre líneas por lo que el desenlace tampoco aportará ningún trazo de distinción a una película costumbrista, llena de estereotipos y fundamentalmente aburrida.
Silvia

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