martes, 14 de mayo de 2013

Amor bajo el espino blanco de Ai Mi. (山楂树之恋, 2007)


El periodo de la Revolución cultural enmarca esta historia de amor entre dos jóvenes, Jingqiu y Mayor Tercero. Jingqiu es enviada por su escuela a una aldea cercana a su ciudad para escribir un libro escolástico basándose en las informaciones que pueda extraer de la observación de la vida de esa zona. Alojada por una familia de campesinos, se convertirá en una hija más y allí conocerá a Mayor Tercero, un amigo de los hijos que pronto pasará a ocupar también el corazón y los pensamientos de la joven. Los espinos que proliferan en ese lugar fascinarán a Jingqiu desde el momento en el que emprende el camino y su belleza permanecerá como una imagen perenne en su cabeza, acompañando su idea del amor. La situación social de esa época no es fácil para nadie y mucho menos para una muchacha adolescente que sale de casa por primera vez. Los prejuicios de clase, tan arraigados y despiadados, pero también los prejuicios de género que aplastan con su peso el papel de la mujer, condenada por un condición y desde su nacimiento, a una vida planificada en un país planificado y dominado por el hombre, en un país dónde las personas ponen a los pies del Estado toda su vida, la mujer no puede más que ser una simple hoja que se mueve a merced del aire que cualquier otra persona sople y dirija a su antojo. Una mujer, en esa época, no puede ni siquiera ser vista conversando con un hombre, cualquiera que sea su posición en la jerarquía social, cualquier acercamiento o contacto íntimo la condenarán para siempre a ser considerada menos que nada, menos que basura y sobre todo a ser repudiada y expulsada por su familia. Que puede una joven hacer en una sociedad donde todo esta establecido de forma rígida, donde todos sus movimientos están concertados por las normas de un Partido líder en el que cree firmemente hasta llegar al punto de condenar el pasado de su propio padre. Pero cuándo el amor se abre paso entre las entrañas, cuándo se precipita encima como si fuese una pesada losa que marca una futura sepultura social, toda fe, toda convicción no puede sobreponerse a una fuerza que todo lo arrasa, todo lo quema, que no atiende a explicaciones, advertencias, cuándo el sentido común deja paso al fluir de las emociones, nada ni nadie puede detener una sentimiento tan poderoso que condena al que toca con su largo tentáculo. Un amor firme, un amor seguro, fuerte, un amor rojo como la bandera más embriagadora que haya sido tejida no se rinde ante el abandono, ante unas palabras de adiós y hasta siempre. Una mujer decidida, que ha abandonado la adolescencia tras los brazos de su ideal absoluto emprenderá la búsqueda de la verdad, de la libertad que le permita comprender los más abyectos recovecos de una verdad disfrazada de mentira para tender la mano por última vez al aliento que le ha permitido sentir el lujo de un sentimiento que debería perecer tras las sábanas de una única noche perdida en un lejano recuerdo.
Silvia

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