Una chica de instituto que vive su vida de
adolescente con sus compañeros de clase. Sus primeros amores y sus primeras desilusiones
pero sobre todo el día del gran descubrimiento, cuándo comprende que es lo
que le falta, lo que no tiene y por lo que se siente insatisfecha. Así se lo
contará a uno de sus amigos que la llevará a unos bares gay que el conoce bien
para que la chica vea si lo que le interesa está allí. Tras aquel beso fortuito
con una de sus amigas, rechazada después por el mismo motivo de casual, una
mirada perdida en la calle y todo cobra sentido en pocos segundos al ver por segunda
vez a la mujer que aquel día paseaba abrazada a otra mujer. Una tímida
conversación, un amago de cita, un beso en un parque. Y dará comienzo la
verdadera vida de Adèle, la que da sentido a sus años y que transcurre feliz y
tranquila junto a su amada. Por fin convertida en institutriz, lo que siempre
había deseado y protegiendo, acompañando y apoyando la carrera artística de Emma.
Una carrera prometedora pero que absorbe cada vez más el tiempo libre de Emma.
Una tarde en la que se siente sola, un desliz, una sospecha confirmada y en ese
momento la vida de Adèle se para como un corazón que ya no puede seguir
bombeando la sangre que da la vida. La vida así, vacía, sin amor, sin nada que
le de un impulso solamente el recuerdo y la esperanza de volver atrás. Una vana
esperanza cuándo descubre entre los brazos del amor que pudo ser que lo que ha
quedado es simplemente una infinita ternura sin amor. El punto de ruptura que
acabará con todo. Apasionada y real, viva y emocionante es la vida de Adèle.
Silvia
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