lunes, 26 de octubre de 2015

Ve y pon un centinela de Harper Lee. (Go set a Watchman, 2015)


Scout ya ha crecido, ya se ha convertido en una mujer adulta y vuelve al pueblo a visitar a su ya anciano padre. Atticus está enfermo, cansado, pero su espíritu sigue siendo el del hombre intachable que todos conocen y admiran. Pero Scout ya no es la niña que vivía con Atticus, vive y trabaja en Nueva York añorando a su pueblo natal. Scout esta confundida, no sabe que hacer, la vida en Nueva York no la entusiasma y echa de menos el lugar en el que creció, a sus amigos de antaño y todo lo que rodea a la infancia feliz que allí vivió. Quizás los recuerdos de Scout estén algo empañados con una perspectiva infantil, quizás ya no sea capaz de comprender ciertas cosas pero la nueva deriva del comportamiento de su padre provoca en ella una distorsión total de los valores que había aprendido de su mano. Todo parece desmoronarse, nada encaja y Scout decide tirar la toalla y volver al mundo en el que se hasta ahora se había sentido incómoda. Abandonar la seguridad que le proporcionaba su familia y volver a la fría ciudad. Un capricho, un delirio, una incomprensión tal vez que ha afectado tan profundamente el ánimo de la muchacha que no verá más solución que la de escapar y olvidar lo que deja atrás. Sin lugar a dudas esta obra es un mero ejercicio de escritura, sin la profundidad que nos ofreció la obra posterior y la única publicada hasta el momento por su autora, estamos quizás ante un ejemplo de algo que nunca debería de haber salido a la luz.
Silvia

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