Una lago preparado para acoger turistas en las
pequeñas casitas flotantes es el escenario de toda la película. Los turistas recibidos
y atendidos por una chica silenciosa llamada Hee-jin disfrutan por unos días de
un paisaje incomparable en una casita de su elección que flota en el lago y en
la que pescan, duermen, descansan. Muchos de estos turistas que viene a pescar reciben
también otro tipo de atenciones por parte Hee-jin y otro grupo de muchachas de
compañia. Nadie se aburre en el lago
y todos encuentran lo que buscan. Un chico, uno de esos clientes, ha huído tras
un asesinato que conocemos sólo a través de un breve flashback que nos deja más
aturdidos de lo que ya estabamos. Tras un macabro intento de suicidio el chico vivirá
una historia de amor con la chica muda, su salvadora que empieza a desarrollar
una especie de obsesión fruto de los celos y es de este modo que se librará de
su competidora con medios muy poco ortodoxos. Tras ser descubiertos sua crémenes
tendrán que huir siempre en barca pero el destino no les deparará ningún feliz
final. Película difícil de ver si se tiene en cuenta la violencia subyacente a
lo largo de toda la historia. Una violencia que se desata en las personas pero
sobre todo hacia los animales, ranas, perros, peces, una violencia gratuita e innecesaria
que nos pondran los pelos de punta y el estómago del revés. Pero tratándose de este director debemos estar preparados para la forma característica que tiene de tratar este tipo de argumentos presentes en toda su filmografía.
Silvia
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