Esta película nos muestra un aspecto derivado de un
conflicto que dura ya algo más de 60 años. Soraya nacida en Brooklyn y
descendiente de refugiados palestinos, que ha llegado a su lugar de origen con
la firme intención de quedarse. Edmar ha vivido toda su vida en Ramala y ya no
puede más, sus pensamientos están ya muy lejos de allí, en Canadá a dónde
pretende marcharse para estudiar y emprender una vida mejor. La primera parte
de la película nos muestra las dificultades que presenta la vida en la parte árabe.
Allí sólo existen prohibiciones, limitaciones, prejuicios, la ciudad está casi
en ruinas, las calles son sucias y ruidosas y un sinfín de jóvenes deambulan
por las calles sin nada que hacer. La segunda parte es casi una road movie del
otro lado del muro. Los dos jóvenes emprenden un viaje arriesgado para conocer
los lugares mas hermosos de la zona. Todas bajo mando israelí, Jaffa, Tel Aviv,
Jerusalén, Dawayima…la Tierra Prometida.
Un sueño imposible de alcanzar por motivos raciales y culturales. Estamos
ante una historia emotiva, que va más allá de la guerra que no toca temas
intelectuales sino pasionales, sentimentales, que ahonda en lo más profundo del
corazón de dos personas con orígenes similares pero con recorridos vitales y aspiraciones
totalmente diversas. Rodado con actores no profesionales nos ayuda a comprender todavía mejor si cabe la situación desesperada de esta población que no ve la luz al final del túnel.
Silvia
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