martes, 12 de febrero de 2013

Russian Ark de Alexander Sokurov. (Русский ковчег, Russkij Kovcheg, 2002)


Un narrador que habla en primera persona acompaña a otro personaje, un europeo, que se encuentra, sin saber muy bien porqué, dentro del Palacio de invierno alcanzando la zona en la que se sitúa el famoso museo Hermitage. Una larga secuencia sin cortes ni edición, nos conduce por la salas reflejo de la historia mundial que contienen una vasta colección de arte que maravilla por su magnificencia enmarcada por una arquitectura mágica que reúne todos los estilos en una sola construcción formada por diversos edificios. Un paseo por los últimos siglos de historia rusa, por el afán conservador de sus dirigentes, por la fabulosa imaginación y ambición que los conduce a producir tal espectáculo, casi como si de un arca de tratase, para encerrar, guardar e intentar perdurar un legado que ha llegado hasta nosotros en forma de un patrimonio incomparable. Un tesoro que debe sobrevivir por encima de todas las vicisitudes y dramas que ha vivido la sociedad rusa, a pesar de guerras, incendios, dictaduras, acompañadas de revoluciones, pobreza, hambre, sufrimiento, nos muestra como este pueblo famoso por su entereza, su lógica, su austeridad, su dolor, un pueblo al que hemos visto sobreponerse a las peores desgracias, hemos observado como han luchado sin tregua por sus ideales, como han resistido a los peores sufrimientos y que con orgullo nos presenta su mayor riqueza artística.
Silvia

No hay comentarios:

Publicar un comentario