lunes, 8 de julio de 2013

Al este del Edén de John Steinbeck. (East of Eden, 1952)


Fue una de las obras preferidas de su autor, el relato del recorrido vital de dos familias, los Trask y los Hamilton. El patriarca de la familia Trask, Cyrus, un hombre rígido y cruel, tendrá dos hijos de dos mujeres diferentes. Convencido de la debilidad de su hijo Adam, lo obligará a alistarse en el ejército. A su vuelta, se encontrará con un hijo profundamente afectado por las escaramuzas contra los indios, mientras que su hijo Charles que pasará a tomar las riendas del rancho de la familia se enfrentará a su maldad intrínseca e intentará acercarse a su hermano para evitar sentirse tan solo. La muerte del patriarca dará inicio a una nueva etapa para los dos hermanos ya que han heredado una considerable fortuna conseguida con medios oscuros durante la permanencia de su padre en la capital. Charles, duro como la piedra, decidirá olvidarse del dinero y seguir trabajando en la granja, Adam desmesuradamente enamorado de una joven herida y maltratada que ambos encontraron a los pies de las escaleras de su casa, se marcha hacia California, para disfrutar del negocio y buscar un buen lugar para comenzar una nueva familia. Allí, Adam iniciará una relación con un hombre llamado Samuel Hamilton, un hombre humilde con las tierras más secas del valle, pero de lo que sin duda no carecerá será de una magnífica y prolífica familia y de una inteligencia que perfora las almas como perforan la tierra sus pozos para el agua. Será la primera persona en observar y entender la maldad que encierra el bello e inocente rostro de Cathy, la mujer de Adam. Este comprenderá la crueldad que encierra la mente de la mujer que ama en el momento en que tras dar a luz a sus dos hijos mellizos, le abandonará tras dispararle en el hombro y dejarlo desangrándose en el suelo hasta que su criado el chino Lee lo encuentre y lo asista. A partir de ese momento, Adam ya no será el joven despreocupado que había sido hasta aquel momento y solo las dos personas más honestas e importantes de su universo, Samuel y Lee conseguirán sacudirlo de su letargo y hacerle entender que su comportamiento egoísta debe cesar en favor del bienestar de su prole. Los años pasan y sus hijos crecen, dos honrados muchachos llenos de pasión e inocencia que se forjarán un futuro gracias a la bondad de su padre, a la constancia de Lee, entrecruzando sus pasos con los de los hijos del gran Samuel Hamilton. Y como la historia siempre se repite, los genes de heredan, los dos mellizos se convertirán en dos personas totalmente diferentes entre si pero necesariamente complementarias,  Aarón de talante amable como su padre y Caleb muy distinto a ellos y consciente, con el paso de los años, de la presencia en su interior de malos sentimientos. El descubrimiento del paradero de su madre, de la vida que lleva e incluso el reconocimiento en su vida, lo llevarán a cometer actos bajos contra los que luchará internamente y con la ayuda del sabio criado chino. Como si de Caín se tratase sus actos conllevarán un alto precio que condicionarán sus obsesiones personales. La búsqueda del origen de ese mal y de la oposición o la aceptación y la humilde servidumbre al mismo se convertirán en el elemento clave de esta gran epopeya. Se reconocerán los tres extremos de un mismo sentimiento que puede acabar con la vida de un hombre o enriquecerla desmesuradamente ya que todos y cada uno de nosotros tiene en sus manos la capacidad de tomar una decisión.
Silvia

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