miércoles, 19 de noviembre de 2014

Bad boy de Kim Ki-duk. ( 나쁜 남자, 2001)


Sun-hwa esta esperando a su novio sentada en un banquillo. Llega tarde y mientras lo espera ansiosa un hombre se sienta a su lado. Cuando su novio llega Sun-hwa se levanta y el hombre la besa en la boca. Tras un altercado con su novio y unos militares que acuden en su ayuda Sun-hwa escupe al hombre en la cara. Unos días más tarde, la chica encuentra una cartera en una librería, acaba de arrancar la hoja de un libro de arte y se siente desinhibida. Corre al baño con la cartera y cuándo sale su propietario corre tras ella. Al alcanzarla quiere recuperar su dinero, pero según asegura lo que ella le devuelve no es la cifra que él tenía. Sun-hwa accede a pedir un préstamo para pagar la deuda, todo con tal de que el hombre no acuda a la policía, pero para pagarlo tendrá que prostituirse. Cuándo llega al burdel pide que le den tiempo para entregar su virginidad a su novio, pero este, incapaz de comprender las razones de su novia, pierde la oportunidad de protegerla. Los hombres le arrancan a su novia de los brazos a bofetadas y así comienza la vida de prostituta de Sun-hwa. Sus encuentros serán demasiados, esta chica tiene mucho éxito sobre todo entre los hombres que controlan el negocio. Parece que todos se han enamorado de ella, sobre todo el más peligroso es Han-gi, que se revela a la joven regalándole el libro de arte al que ella había arrancado una página. En ese momento  comprenderá el juego e intentará escapar, pero escapar de una mafia es prácticamente imposible y Sun-hwa acabará resignándose a su nueva vida. Una tarde en la playa, una joven abandona trozos de unas fotos escondidas bajo la arena para adentrase en el mar y no volver a salir. Recupera esos trozos y se los lleva al burdel para recomponerlos y descubrir quién eran pero falta el trozo de la cara. Su proxeneta será arrestado tras una trifulca con otro grupo del su misma calaña pero conseguirá salir de la cárcel gracias a la confesión de otro de sus empleados. Todo cambiará en ese momento y Sun-hwa conseguirá la libertad de su prisión para poder volver a la playa y descubrir el último trozo de las fotos que le faltaba. El retrato de ella junto a su proxeneta. En ese momento entenderá que el destino es uno sólo y acabará trabajando otra vez para Han-gi pero con unos lazos  un poco menos comerciales. Una película compleja y llena de elementos. Estamos acostumbrados a las alegorías de Kim Ki-duk y en esta ocasión retoma el tema de la prostitución o lo que el llama el eterno intercambio entre hombres y mujeres. Para el director coreano todas las relaciones se basan en el intercambio y en esta ocasión ese intercambio será de fotograma en fotograma más asqueroso. Si lo que quería era disgustarnos hacia el acto sexual lo consigue plenamente o, si su interés estaba en mostrarnos la humillación de la mujer reducida a mero objeto que acaba aplastada por un sistema machista y misógino también lo ha conseguido. La historia de los hombres que se enamoran de una mujer a la que han obligado a prostituirse sin ningún pudor nos hace preguntarnos que es lo que espera la gente para acabar con ellos. El asco existencial que despierta este film corre paralelo al desarrollo de una sociedad globalizada que para Kim Ki-duk decididamente no existe. La violencia siempre presente en su mundo caerá con mano pesada durante toda la trama. Golpes y cuchilladas de todo tipo adornarán de sangre una historia ya de por sí macabra.
Silvia

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