La
escuela ya ha terminado y los dos hermanitos son enviados al campo para pasar
el verano con sus abuelos. Es mejor que estén lejos de la ciudad para que no
vean como su madre languidece en la cama de un hospital a la espera de una operación
que podría no salvar su vida. Los dos hermanitos llegarán al campo llenos de
temor, una situación nueva que no conocen demasiado bien y tan lejos de casa. Sin
embargo pronto se ambientarán, enseguida harán buenas migas con sus nuevos
amigos y entre juego y juego el tiempo pasará volando. Mientras tanto el mundo
adulto sigue adelante a su alrededor, no siempre entenderán todo lo que sucede
pero lo poco que conseguirán captar les afectará profundamente. Con la candidez
propia de los niños percibirán la realidad desde otro punto de vista convirtiendo
en hermosas algunas situaciones y personas repudiadas por la sociedad. Y es que
los prejuicios todavía dominan una sociedad profundamente jerarquizada en la
que no hay espacio para lo diverso ni mucho menos para lo extraño.
Silvia
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