Una cinta complicada en la que
se mezclan la Yakuza y la traición. Otomo será encargado de crear estabilidad
en un grupo que se está desintegrando por la falta de seriedad y fidelidad a
los valores de su fundador. Sin embargo cuando Otomo se pone manos a la obra
van surgiendo otras complicaciones. La lucha por el poder, la soberbia, la
ambición darán al traste con el magnífico plan del jefe supremo para que todos
estén directamente subordinados a él y que nada se escape de su control. Pero este
control es difícil de mantener cuando nadie puede fiarse de nadie ni siquiera
de uno mismo. Una excepcional película, como todo lo que nos llega de Kitano,
no es fácil de seguir, requiere constancia y concentración para una trama
enrevesada en la que no paran de complicarse todas las situaciones posibles.
Silvia
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