Tras pasar 15 años encerrado dios
sabe dónde, Oh Dae-Su quiere descubrir porqué. Porqué ha estado encerrado entre
aquellas cuatro paredes que acabaron convirtiéndose en su casa y que le
atormentaron durante una década y media. Ahora debe tirarlas abajo a
martillazos. Caiga quién caiga intentará recordar los pocos elementos que pudo percibir
desde su cárcel y llegar hasta el cuartel general y desatar así toda su
frustración contra sus carceleros. Sin embargo, no es suficiente. Debe encontrar
a la persona que dio la orden, debe saber a toda costa quien pidió que lo encerraran
y cuál era el motivo para enterrarlo en vida durante quince largos años. Mido, la
joven cocinera que lo acogerá en su casa y lo acompañará en su Odisea será el único
soporte emocional que resida en la vida de un hombre que ya ha perdido su rumbo.
Trastornado e incapaz de razonar se lanza como un toro salvaje contra cada uno
de los obstáculos que encuentra en su camino sin pensar, como si solo reinasen los
instintos y ya todo atisbo del hombre que fue se hubiese perdido. El resultado
de esta lucha atroz contra un hombre que no conoce pero que le odia
profundamente, hasta el punto de haberlo matado en vida no conseguirá aliviar
el malestar existencial de Daesu. El pasado que se abatirá sobre el como una
pesada lápida de granito contra la que toda su fuerza no podrá mover sin un
solo milímetro y destruirá en un par de minutos todo lo que quedaba en sus
manos. Nada se salvará del hundimiento en un mar tan profundo que todas las brazadas
que pueda dar no bastarán para tenerlo a flote. Una verdadera obra maestra del
cine contemporáneo no sólo por la historia que trata si no como ha sido
tratada. Con todo la brutalidad y violencia a la que nos tiene acostumbrados el
cine coreano en la que no hay espacio para la censura ni las medias tintas, con
esta desgarradora crueldad de la que son maestros nos harán sufrir las mismas
torturas de las que Daesu ha sido víctima.
Silvia
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