El día perfecto de Emma empieza
mal. Mientras a sus espaldas todos la critican, Emma debe lidiar con dos hijos,
un niño pequeño y una adolescente que sueña con que sus padres se vuelva a
juntar. Una mujer libre y contenta consigo misma que pierde su trabajo en un
call-center porque ya está un poco mayor, según le han dicho. Su marido no
le da dinero para mantener a sus hijos y ella desesperada accede pasar un
par de minutos con él que se convierten en otro episodio violento de esos que
ella tan bien conoce y que la obligaron a separarse de el y dividir a su familia.
Y ella muy digna, sin oír los cotilleos a su espalda, se dirige a la policía
para poner la enésima denuncia contra un hombre psicótico incapaz de recobrar
la razón. Ese fin de semana, el padre tiene derecho a estar con sus hijos, así
lo ha decidido un juez que no entiende de realidad sino sólo de leyes escritas
en un frío papel. Emma se preocupa pero sus hijos son felices de pasar dos días
con un padre al que creen querer. Emma intenta relajarse paseando con una amiga
y comiéndose un helado de crema y chocolate por las bellas calles de Roma
mientras en su casa la debacle se desencadena, el día perfecto de Emma acabara
convirtiéndose en el final de un trágico recorrido.
Silvia
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