Alicia
en el país de las maravillas nos trasporta a un mundo imaginado por una niña
para llevar un mensaje a los adultos. Un mundo soñado con todo tipo de seres
extravagantes, animales que hablan, gatos que sonríen, conejos que no tienen
tiempo, gusanos que fuman. Todos ellos forman un universo paralelo en el que
nada tiene importancia y en el que todo lo tiene. Las prioridades son distintas
dictadas por unas voluntades que se sitúan por encima de las leyes de la
naturaleza. Los impulsos toman el relevo de unas normas sociales aburridas y antiguas
dominadas por una reina que actúa según su capricho, exageradamente verdadera.
Todo ello percibido por los ojos de una niña real acostumbrada a comportarse de
un modo demasiado formal pero que encontrará aquí un modo de liberar su mente
de las anquilosadas estructuras de una sociedad envejecida. Quién no ha deseado
alguna vez apartarse de este nuestro mundo, organizado con nuestras propias
manos y nuestro más arraigados prejuicios para poder confrontarnos con personas
libres de disfrutar cualquier momento insignificante como si realmente nos
fuese la vida en ello. Una forma de escapar de la tediosa cotidianidad sin
movernos del sitio.
Silvia
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