En
un país imaginado la vida de sus habitantes está en manos de sus gobernantes.
La forma dictatorial del estado decide todo y por ello ha creado una especie de
concurso para estudiantes elegidos al azar. Estos estudiantes deberán
participar obligatoriamente. Serán transportados sin que ellos los sepan a una
isla en la que todo está preparado para que sólo uno de ellos sobreviva. Para
ello cada uno de ellos recibirá una mochila que contendrá una serie de objetos,
entre ellos un arma u objeto similar, para poder aniquilar a sus compañeros
convertidos en adversarios y erigirse como campeón del año. Una historia
macabra donde las haya ambientada en un Japón irreal que no está tan lejos de
nuestras supuestas democracias en las que la supervivencia sólo puede llevarse
a cabo realizando actos que dañen a los demás. Unos jóvenes que deberán participar
en un juego para diversión de los dirigentes de un estado totalitario. Todo está
en juego, la vida por supuesto, pero también todos los principios sobre los que
se ha levantado la sociedad, los principios que han llevado al hombre a abandonar
la condición animal y erigirse supuestamente en dios de la naturaleza. Todo es
cuestionado, nada quedará en pié. Queda saber si todos participaran en esta
carrera hacia la vida o habrá quién todavía recuerde quién es y se resista a
las leyes absurdas de un gobierno inventado sobre la base de la irracionalidad.
Pero es factible resistirse a una obligación tras la cuál espera una pena de
muerta segura. Quién será capaz de cuestionar el orden existente para plantar
los pies en el suelo y negarse a convertirse en una máquina de matar para
satisfacción de unos pocos. La perversa naturaleza del hombre se mostrará en
cada una de sus facetas, prevalecerán, no obstante, los instintos más bajos y más
cobardes de los que sólo nuestra especie es capaz. Un libro que no puede dejar
indiferente si se consigue ahondar en la historia y navegar hasta los confines
más absurdos de la mente humana.
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