Sabu
nos ofrece una de sus mejores películas, extravagante en su concepción como
todas las demás y centrado otra vez en el tema de los Yakuza a los que trata
con sentido del humor y nunca directamente. Una vez más su presencia será más bien
anecdótica. En esta ocasión, el protagonista Yamazaki, un delincuente sin
suerte y sin mano derecha, apuñala a una joven tras un robo. De forma totalmente
accidental se encontrará con el cuerpo de esta joven entre sus manos mientras
escapa de la policía. Mientras tanto un grupo Yakuza mata sin querer a un
miembro de otro grupo, mucho más peligroso y hostil y deberán esconder su
crimen para que no acaben con ellos de la brutal forma a la que están
acostumbrados. El camino de Yamazaki se cruzará con el de los Yakuza para
ofrecernos un final propio y típico de Sabu. Una acción mezclada y abordada
desde dos ángulos diversos con la tonalidad dominante que tanto le gusta
adoptar en sus metrajes con escenas escalofriantes y monólogos psicóticos que
conformarán las mejores partes de la cinta.
Silvia
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