viernes, 27 de diciembre de 2013

Cuento de navidad de Charles Dickens. (A Christmas carol, 1843)


Y por fin ha llegado la navidad, el momento del año en el que todos nos sentimos un poco mas buenos y solidarios con los que nos rodean. Todo nos parece más hermoso y tratamos con más respecto y devoción a las personas con las que convivimos cada día. Pero no todos se sienten igual en estas fechas. Muchas personas prefieren seguir con su habitual rutina de odio, aislamiento, tacañería e insensibilidad. Y eso mismo es lo que ha decidido hacer el pobre señor Scrooge, encerrado en su despacho echando las últimas cuentas y tratando mal a todo el que se le ponga delante incluídos empleados, sobrinos y demás elementos. Así que el espíritu de la navidad ha decidido poner fin a esta situación y por ello le envía cuatro espíritus. El primero, el de su difunto socio que le anunciará la llegada de los otros tres todavía más terribles que el que tiene delante en ese momento. Y a Scrooge ya le tiemblan las piernas pero a medida que los tres espiritus, el del pasado, el del presente y el del futuro van exhibiendo ante sus ojos, toda su vida, lo que ha sido, lo que es y lo que será algo se quiebra en su interior y por fin entenderá que la vida es demasiado breve para vivir encerrado en unos cuantos libros de contabilidad, amargado y siendo odioso con los demás. Así comienza una nueva vida, porque por suerte todavía no es tarde y Scrooge abre por fin la puerta al espíritu navideño participando de la fiesta, de la ilusión y sobre todo de unas acogedoras cenas familiares. 
Silvia

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