sábado, 7 de diciembre de 2013

Small apartments de Jonas Arkelund. (2012)


Small Apartments FilmPoster.jpeg
Pobre Franklin Franklin que vive sólo con su perro vestido sólo con sus calzoncillos preferidos y una peluca púbica  esperando que su hermano Bernard, que cada día le manda una carta, salga del sanatorio mental. En sus ratos libres, que son todos, le gusta tocar el cuerno alpino mientras sueña con irse a vivir a la lejana Suiza mientras contempla su mapa en la pared confeccionado con postales que le ha dado su hermano. Su vecino esta disgustado, le molesta el sonido del cuerno y el olor pestilente que sale de su habitación en un complejo de cuartuchos alquilados por días. Franklin no entiende esta hostilidad pero ahora no puede pensar en eso, tiene cosas impelentes que resolver, como por ejemplo, decidir que hacer con el cuerpo de su casero que yace muerto en el suelo  de su casa. Las respuestas a su pregunta son varias pero todas ellas le repugnan. Lo más fácil será llevarlo a su casa y abandonarlo simulando un suicidio. Pero tampoco eso le sale bien a Franklin, la situación se le escapa de las manos y acaba quemando parcialmente el cuarto del señor Olivetti. Resuelto el problema vuelve a casa para deshacerse de la furgoneta y es atacado y robado por un par de drogadictos que sólo buscaban un poco de diversión. Mientras los ladrones roban y ejecutan al vecino filósofo-punk de Franklin, este, acuciado por las dudas sobre el estado de su hermano, no ha recibido su cotidiana correspondencia, decide averiguar por si mismo que sucede. Una amable enfermera le revela unas cuántas verdades sobre Bernard mientras le entrega su herencia, un sobre que contiene una llave que le llevarán a la consigna que contiene su futuro en una caja de cartón. Mientras tanto, un investigador de incendios rastrea la pista del cadáver quemado hasta llegar a la puerta de una casa en la que encontrará un par de calzoncillos y poco más pero su olfato no le engañará como ha hecho su mujer, y tras lograr averiguar la verdad deseará una vida feliz a nuestro nuevo compatriota suizo. Plagada de flashbacks que incorporan paulatinamente información sobre la historia, este demente en calzoncillos nos introduce en una vida de deshechos sociales en la que ni uno solo de los personajes vive en una situación tranquila pero que consiguen entusiasmarnos con su mala suerte y que todos juntos tejen esta historia cuánto menos peculiar y fuera de los cánones del cine tradicional. 
Silvia

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