Perseo, viudo y con un hijo pretende dedicarse a una
tranquila vida de pescador. La visita de su padre Zeus, enturbia esa paz cuándo
le comunica que necesita su ayuda para combatir a Hades que se apresta a ayudar
al padre de todos los dioses, el titán Crono, desterrado por sus propios hijos.
Sin embargo, Hades con la ayuda de Ares consigue atrapar a Zeus y Perseo finalmente
se verá obligado a intervenir. Ayudado por Andrómeda y Agénor, el hijo rebelde
de Poseidón buscarán a Hefesto, el dios caído, para que les conduzca al
pasadizo secreto del infierno que él mismo diseñó. Es una lástima que un tema
tan rico como la mitología no se transforme en cintas más espectaculares o por
lo menos que consigan interesar al espectador. La historia narrada de forma
lineal, en el que los intérpretes deben pasar una prueba tras otra como si de
las Olimpiadas se tratase, entretiene pero no entusiasma. Alguna escena de acción
interesante pero en conjunto se podrían calificar de rebuscadas y planificadas
para que se convierta casi obligatoriamente en una trama de acción. Por lo que
respeta a los personajes cabe destacar la frialdad y apatía de su protagonista,
Perseo, con el que es imposible identificarse y que de ningún modo destaca cómo
héroe, aburrido y soso, vive cada momento en que arriesga la vida del mismo
modo en el que podría enfrentarse al panadero de la esquina, sin entusiasmo,
sin preocupación, en fin, sin ninguna emoción aparente.
Silvia
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