Las reglas son sólo tres, tres simples reglas que hay que
respetar: alejarlo de la luz brillante, no mojarlo y no darle de comer después de
la media noche. El hombre que un día entró en un viejo bazar del barrio chino
de Nueva York y compró allí una mascota para celebrar el cumpleaños de su hijo,
nunca pensó en las desastrosas consecuencias, que, el no cumplir las reglas,
podrían acarrearle a él, su familia y a toda la ciudad. La ya conocida historia
por los adultos de treinta y cuarenta años, nos hace revivir un trocito de
infancia con esta película divertida y fascinante que nos cautivó veinte años y
que no pierde el encanto a medida que pasan los años. Unos efectos especiales rudimentarios nos acercan a las travesuras de estos seres que intentan destruir todo lo que pueden con ayuda de sus compañeros, introduciéndose en máquinas, casas ,tiendas, en cualquier parte a la que tengan acceso para dar rienda suelta a su maldad destructora.
Silvia
No hay comentarios:
Publicar un comentario